Mi vida antes de vivir en Francia con la Visa WH
Soy Paula Contreras, tengo 30 años y nací de Santiago de Chile. Tenía una buena vida en general en mi país, con muchos amigos, excelentes relaciones con mi familia y un buen trabajo. Estudié Ingeniería Comercial y trabajé para dos importantes empresas nacionales, con las cuales pude formar un currículum con el que podía seguir creciendo profesionalmente en el país. Sin embargo, yo no estaba satisfecha con esa vida. Yo quería una vida simple y sin ataduras.
Desde que tengo memoria me prometí viajar por el mundo, pero no encontraba el momento para hacerlo. De pequeña tuve la oportunidad de vivir 10 años en Buenos Aires, recorrí lo más que pude mi país, e hice un hermoso viaje a Perú y Bolivia con mi hermana. Esa era toda la experiencia que tenía viajando.
Un día, aburrida de la rutina y con 28 años, decidí comenzar a visualizar cómo es que quería pasar los siguientes años de mi vida, y me dije: ¡es ahora o nunca! Comencé a buscar información de como irme al extranjero. Lo primero que pensé fue en estudiar una maestría en España, pero luego me dije: Paula, ¡de verdad quieres seguir estudiando, para gastar tus ahorros en un título, y continuar en el ambiente en el que ya estás? – Y la respuesta fue- claramente no. ¡Quería ser libre! Despertar una mañana en día martes y decir hoy se me da la gana de explorar un nuevo rincón del mundo y no preocuparme por la hora, o el deber de cumplir con alguna obligación. Yo quería viajar para conocer cómo se hacen las cosas en otro lugar, escuchar a personas hablando en otros idiomas, aprender, tener amigos de todas partes del mundo, escuchar sus historias, maravillarme con nuevas culturas, inspirarme. Fue entonces, que buscando información por internet de cómo irme al extranjero descubrí la visa Working Holiday, ¡qué maravilla! Y había un montón de países para elegir, pero se me acababa el tiempo, pronto cumpliría los 29 años y la mayoría de las visas son hasta los 30. ¡Manos a la obra! Para decidir dónde aplicar, comencé a ver videos en YouTube sobre el estilo de vida en estos países. Vi entrevistas de otras personas y sus experiencias con la visa, me uní a un montón de grupos en Facebook para estar en el ambiente, y luego de una larga investigación, ya lo tenía: mi destino sería Francia (aun consciente que no sabía nada de francés y que mi nivel de inglés era solo para mantener conversaciones básicas).
Preparativos para vivir en Francia con la Working Holiday
Entonces comenzaron los preparativos, y el primer paso: ¡ahorrar! No me compré prácticamente nada por cerca de 8 meses. Al momento de salir con amigos prefería siempre que fuese en casa o en un parque, caminé y anduve en bicicleta lo más que pude. Comencé a vender todo lo que ya no utilizaba y probé también vivir en modo “minimalista”. El siguiente paso sería comprar mi pasaje, así que de cierta manera me puse presión, porque así tendría una fecha clara para el que sería el nuevo comienzo de mi vida. Fue así como compré mi pasaje en uno de esos días de súper oferta y al mes siguiente ya tenía fijada mi cita para solicitar la visa WH en la embajada. Sabía que me la darían, es una visa sencilla y barata. Si tienes todos los documentos que te indican, la visa es tuya. Es por eso que me arriesgué a comprar el pasaje antes. Así fue como una semana antes de cumplir mis 29 años ya tenia la visa estampada en mi pasaporte que regiría desde el 16 de abril de 2019. Y como ya no había retorno, entregué la carta de renuncia en mi trabajo y comencé con las despedidas.
Aún no conoces los requisitos para postular a la WH en Francia. Revisa este completo artículo.
En Europa antes de llegar a Francia
El 12 de marzo de 2019 estaba en el aeropuerto, llorando al ver a mi familia atrás del vidrio de Policía Internacional y, por otro lado, llorando de la emoción al darme cuenta que por fin llegó el día que tanto había anhelado. Mi sueño estaba empezando a hacerse realidad, era mi gran día. Quería ambientarme a Europa primero y destrabar mi inglés, comenzar de a poco y no trabajar de inmediato. Ya llevaba trabajando suficiente tiempo en Chile con solo 3 semanas de vacaciones al año. Por lo que mi primer destino fue Malmo, Suecia. Iría a visitar a mi gran amiga Amanda que estaba viviendo allí hace algunos años.
Luego de pasar 3 hermosas semanas con ella y su entorno, tomé un vuelo a Berlín para comenzar con lo que sería mi primera experiencia en couchsurfing, muy buena por lo demás. Estando allí también me sume a juntas de couchsurfing (meetings) para conocer gente y escuchar sus experiencias en Europa. Luego de 2 semanas allí, decidí hacer un voluntariado y fue así como llegué a un pueblito en el norte de Italia cerca de Turín que se llama Asti. Viví con una adorable familia italiana por 2 semanas y mis tareas consistían en ayudar con el pequeño bed and breakfast que tenían y enseñarles inglés a sus niñas con juegos interactivos.
Recién llegada a Francia
El 30 de abril ya estaba en Francia, en Lille, ciudad estudiantil al norte del país. Acordé hacer un voluntariado con una familia francesa por un mes. Quería comenzar a interiorizarme en la cultura y el idioma, porque literalmente no sabía nada de francés. Mi ayuda consistía en hacer distintas cosas en costura: disfraces para los niños, cortinas, cojines y también algunos artículos de decoración. Aquí me quedaba mucho tiempo libre, por lo que ya quería comenzar a hacerme de ambiente y tener amigos. Asistí a juntas de couchsurfing nuevamente y comencé a ir a mercados locales. En esa dinámica es que un día llegué al mercado de Halles de Wazemmes a la inauguración de un restaurante latinoamericano, y fue allí donde conocí a unas maravillosas personas francesas que luego se transformarían en mis amigos. Me invitaron a su casa a comer comida típica francesa, fuimos a acampar y hacer kayak en Bélgica, me enseñaron como jugar petanque, en fin… con ellos viví un fantástico primer mes en Francia. Afortunadamente para mí, también amaban viajar, ambos hablaban español e inglés, por lo que no tuvimos problemas de comunicación.
Viajecito por Europa
Al finalizar este workaway, me junté con un amigo que venía de Chile e hicimos un tour por Europa de 3 semanas. Me permití gastar parte de mis ahorros para viajar por donde quisiera. Comenzamos en París, luego Roma, después Cinque Terre, Venecia, Múnich, Praga y finalmente Budapest. En nuestro último destino, yo tenía a una buena amiga de la universidad viviendo allá con una Working Holiday, por lo que luego de despedirme de mi amigo, me quedé con ella cerca de 3 semanas y entre medio visitamos Austria.
Desde Budapest fui a Grecia a juntarme con los dos franceses que había conocido en Lille, los “Gotshi’s Project”. Ellos irían a trabajar 3 meses a una isla en Grecia llamada Lemnos, para luego continuar con un año de viaje por el mundo. Su objetivo final es abrir un café intercultural para personas que amen viajar. Gracias a los vuelos low cost en Europa, no dudé en ir a acompañarlos 3 semanas a Grecia. Fueron días increíbles, compartiendo con ellos, con los grecos, recorriendo la isla en moto y bañándonos en sus templadas aguas.
De regreso a vivir en Francia: Construcción de Yurtas y Vendimia
Llegando agosto, ya era momento para volver a vivir en Francia y aprovechar mi visa. Llegué a un pueblo cerca de Angers a hacer un voluntariado en un lugar maravilloso. Viví por un mes en una comunidad donde se construían “Yurtas” y tuve la oportunidad de participar en la construcción y ensamble de dos de ellas. Con este equipo formidable de personas, también viajamos por Francia, fuimos a acampar, hicimos escalada, hicimos fiesta, aprendí un poco de francés, en fin… otra experiencia inolvidable.
A principios de septiembre ya estaba lista para comenzar la vendimia, ¡a recolectar uvas para producir Champagne! Quería mucho trabajar haciendo esto y lo hice. Me daban alojamiento, comida y por qué no mencionarlo también, fiesta todas las noches. Eso sí, sin falta al día siguiente a las 6 de la mañana estábamos todos en pie para comenzar a trabajar desde las 7 am hasta las 17 pm más o menos. El equipo de trabajo ahí también era genial, y nuestra jefa adorable. Se generó un ambiente de compañerismo, de “camaradería” podría llamarlo más bien, en el que vivimos muchos buenos momentos juntos. Para que tengan una idea, aquí por 9 días de trabajo me pagaron 780 euros. Y como en esta modalidad de trabajo no gastas nada, lo ahorré completo.
Último día de recolección en la vendimia
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Pausa en la India
Terminada esta experiencia, me fui a la India por amor a fines de septiembre. Nos enamoramos con uno de los chicos de Lille y decidí alcanzarlo en su viaje y cambiar mis planes. Pasamos dos meses recorriendo el norte de la India junto a su amigo, haciendo voluntariados, quedándonos en casa de gente que nos recomendaron, e hicimos un poco de turismo también. Pero en noviembre, los planes cambiarían nuevamente. Uno de los integrantes de su familia estaba con problemas graves de salud y decidí viajar con él a Francia. Entonces pensé: ¿y qué haré allá? Mis ahorros ya se estaban acabando. Así que decidí comprar telas y accesorios en la India para luego hacer creaciones en costura a máquina de coser y venderlos.
En el Taj Mahal, India.
De regreso en Francia: Mercados de Navidad y trabajo en Los Alpes
A las dos semanas de haber llegado nuevamente a vivir en Francia, ya estábamos instalados con un puesto en el mercado de navidad para vender nuestras creaciones: estuches, mochilas, monederos y hasta bolsas de tela. Nos gustó mucho la primera experiencia, por lo que comenzamos a inscribirnos en distintos “Marché de Noel”. Finalmente, estuvimos un mes exponiendo nuestras artesanías en distintos mercados de navidad del norte de Francia. Creamos Facebook e Instagram con nuestra marca y también hicimos envíos a Chile. Con esta experiencia descubrí el mundo de la artesanía en Francia, y también el frio del norte del pais. Comencé a aprender francés en los mercados, y me forcé a aprenderlo también para poder relacionarme con su familia y amigos, quienes también me ayudaban con el idioma.
Pasadas las fiestas de fin de año, nos dimos cuenta que tendríamos que quedarnos un tiempo más a vivir en Francia, y yo necesitaría continuar trabajando, pero en algo más fijo, porque ni en Chile ni en Europa se puede vivir de las artesanías. Así es como me puse a pensar en las otras cosas que quería hacer estando en Francia y recordé lo que siempre se habla en los grupos de viajeros: trabajar en la temporada de ski en los Alpes Franceses. Me puse las pilas y comencé a buscar trabajo. Simplemente, ingresé a un grupo de Facebook donde ofrecen trabajo de temporada en la montaña, y el mismo día envié 5 correos con mi CV y mi carta de motivación. Me llamaron de uno de ellos y ¡rayos! En ese instante tuve una entrevista en francés por teléfono. En ese momento mi francés era super básico, pero podía entender mucho más de lo que hablaba. Recuerdo que le dije en francés: no tengo experiencia en el servicio de restaurant, pero soy una persona muy motivada, con energía y responsable. Y así fue como luego de 3 días ya estaba en Los Alpes franceses para trabajar como Serveuse. Mi trabajo consistía básicamente en colocar las cosas para el desayuno buffet del hotel, ir reponiendo los productos que se fueran acabando y sacar los platos sucios de las mesas. Por esto, me daban: alojamiento, todas las comidas en modo buffet los 7 días de la semana, me prestaban el material de skí gratis, y me pagaban cerca de 1000 euros al mes por 35 horas de trabajo semanales. Aquí tampoco gasté prácticamente nada y pude ahorrar bastante. En este lugar conocí a personas muy lindas, casi todas del sur de Francia, aprendí a andar en ski, mejoré considerablemente mi francés y también cumplí mis 30 años en la montaña.
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Mi vida hoy en Francia: Mayo 2020
Actualmente aun estoy viviendo en el norte de Francia en un pueblo muy cerca de Valenciennes en la casa de la madre de mi novio. Teníamos pasajes comprados para ir a Chile en marzo, pero estamos bloqueados aquí por el Coronavirus hasta nuevo aviso. A causa del COVID-19, me extendieron la visa por 6 meses más, por lo que todos los beneficios de mi visa se mantienen.
Para pasar los días, sigo creando cosas en costura y haciendo distintas artesanías. Hace un mes comencé a trabajar con mi novio en la renovación de una casa, por lo que estoy feliz aprendiendo de construcción junto a él. De esta forma, aprovechamos la oportunidad que tenemos de trabajar y poder pasar una cuarentena productiva, ganando dinero para luego invertirlo en una próxima gran travesía por el mundo.
En cuanto al idioma, lo continúo mejorando día tras día. Nunca he tomado clases de francés, lo he ido aprendiendo intuitivamente como un niño: escuchando, repitiendo y asociando. Sin embargo, me di cuenta que necesitaba aprender a escribirlo y leerlo, porque es bien diferente cuando se pronuncia una palabra y luego cuando la ves escrita. Entonces compré un libro para el Nivel A2 B1 que además cuenta con una plataforma virtual con ejercicios. Hoy ya puedo mantener una conversación y, por cierto, lo entiendo mucho más de lo que puedo hablar.
Próximos pasos y consejos para futuros WH
Al momento de mirar hacia atrás, al escribir esta nota, se me llena el corazón de alegría y se me aprieta la garganta de emoción. No puedo creer lo afortunada que he sido, los hermosos recuerdos que atesoro conmigo. Es difícil escoger un mejor recuerdo, porque todas han sido experiencias maravillosas. Estoy inmensamente agradecida de Francia, de su gente y especialmente de las personas que me dieron una oportunidad.
Ahora ya no puedo decir mi plan, sino que “nuestros planes”, porque tuve la dicha de encontrar a mi compañero en esta aventura. Pretendemos recorrer Latinoamérica junto a uno de sus grandes amigos, ir haciendo voluntariados, participando en proyectos, y dejando que el viaje nos sorprenda.
A todos los que están pensando salir de Chile, no lo duden ni un minuto, solo ¡atrévanse! La vida es ahora. Aunque no alcances a ahorrar todo lo que esperabas y postulaste con el dinero justo para aplicar, no importa. Mi consejo es comenzar por un voluntariado en el país de destino y ojalá lo hagas antes de que comience tu visa. No es necesario llegar al país que escogiste justo el día que comienza tu visa. Llega unos dos meses antes, te ambientas sobre todo con el idioma y con la cultura. Luego, mi siguiente consejo, es aplicar a trabajos de temporada donde por lo general, te dan el alojamiento y la comida y puedes ahorrar prácticamente todo tu sueldo. Así puedes vivir un año.
Específicamente para el caso de Francia, haces la temporada de verano en Córcega o en cualquier costa. Por ejemplo: de abril a septiembre temporada de verano y luego la temporada de invierno en Los Alpes de noviembre a marzo. Así de simple. Busquen información, metanse a los grupos de Facebook donde ofrecen trabajo, es lo más rápido y según mi experiencia confiable. Es vital tener buena actitud, sean agradecidos y siempre con una sonrisa ?
Estáa Working Holiday ha cambiado mi vida, ha abierto mi mente y mi corazón. Me ha permitido involucrarme en la cultura francesa a un 100%. Ya llevo más de un año afuera del país. Camino lento, observo y siento. Mi mirada está cada vez más libre de prejuicios y mis ganas de continuar con este estilo de vida están más fuertes que nunca.
Con mucho cariño para todos los actuales y próximos viajeros.
Espero que mi experiencia al vivir en Francia los inspire a alcanzar sus sueños.
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